Pordioseros










Los sonidos animosos parlotean derredor,
¡Callen!
Oír tanto y no entender, conspicuos teoremas
cada cual, cada quien: Idiomas disímiles de todos
y el mío anverso, el confuso ¿Con quién hablo?
Solo, estoy muriendo en la plaza
y caminan las ostras paupérrimas
en el cuello de ella, la del abrigo de piel.

Los tacones suenan en clave Morse ¡Véanme!
Nadie bate a la puerta del ágora,
el ágora está muerta, la pasarela y su agujero fusco.

¿Me arrebatas las monedas? ¡Ea!
Esta esquina es mía y las suculentas piedras al horno.
Mano extendida, limosnero y caza de alpiste.
Doradas fraguas robando esquinas humanas…

Caminan los señores en sus charoles,
charoles y cueros llenos de lodo.
¡Llueve! Los cabellos se rizan,
todos corren menos yo…
Cubren las vergüenzas que destapan
las gotas en sus blancos linos tejidos.

-- ¿Mis cartones robas?
Pordiosero de limosnas, ahora tú y luego yo.

Eduardo Matamoros
15/01/2009

Argumento


Arden los deseos de descifrar la inconsciencia
¿Adónde va cuando no es ella?
Se refugia y se abren los rollos
cuando se piensa la penumbra y no se encuentra,
¡Grita de impaciencia presionando el estolón!
Renace el olvido en los parajes
mientras brotan las flores de la sima
¡Nacieron para que nadie les huela!
Los colores entrelazan la ceguera de la retina incoherente.

Diosa virginal en banquete solitario
y los soles sin miradores en redada
¡Estúpidos soles lejanos!
Y las otras lunas sin poesía.

¿Argumento?
No, que los eclipses abundan
y las ánforas de la tinta palidecen en las cuevas.
Aquí brilla el disparate inexplicable,
el solfear notas en cabinas anti ruidos.
Ensordezco de mí
y el silencio invade un tímpano absorto
en inútiles fonos internos.

Muere el argumento
y el afán por descifrar fenece en la apertura del eclipse
¡La aurora!

Eduardo Matamoros
24/12/2008