y su voz escucha,
su voz entiende.
Traduce la voz de la piedra acariciada
Moldea tu voz de arena blanca
en mi acento libertario,
rozando con tus manos destiladas
mis sinuosos riscos.
Cruza sobre mí y hazte espuma,
llévate mi aroma
y cuéntale al mar que me viste,
dile que allá a lo lejos
de la helada montaña
hay quien existe amando
y poco a poco se suelta
hasta ser parte que sustenta:
Su rumor, su clamor, sus aguas.
Eduardo Matamoros
23 de Diciembre de 2011.
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